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Como mantener la piscina y el mobiliario de tu jardín en invierno

Vuelta a la rutina, vuelta al cole… Estamos llegando a la recta final de este verano y con ello al final de la temporada de terracitas, sol y baños con temperatura agradable tanto dentro como fuera del agua. Y eso mismo es lo que me hizo pensar en escribir el post de hoy: el hecho de que el agua de mi piscina esté cada vez más fresquita, señalándome que es el momento de comenzar a pensar en hacer el invernaje de mi piscina.

Y no solo eso: también debo cuidar de todo el mobiliario que tengo en mi jardín, para que el invierno no haga mella en él y podamos disfrutarlo de nuevo el verano que viene. ¿Quieres saber cómo voy a hacerlo? ¡Te lo cuento enseguida!

Ventajas de hacer el invernaje de mi piscina

¿Por qué te recomiendo hacer el invernaje de tu piscina? La primera razón es muy sencilla: el ahorro. ¡Sí, sí, cómo lo lees! Invertir en hacer el invernaje de la piscina implica un ahorro no solo de tiempo, ya que facilitaremos su posterior puesta en marcha, sino también de dinero: al tratar correctamente el agua, la nueva puesta en marcha de la piscina implicará menos productos para sanearla. Por supuesto, también pararemos todos los motores de la instalación, por lo que ahorraremos electricidad.

Además, podremos aprovechar el agua. El volumen de cualquier piscina hace que sea primordial preservar el agua y alargar su utilidad, tanto por una cuestión económica como por sostenibilidad, ya que con el invernaje podremos reutilizar casi la totalidad del agua, ayudando así al medio ambiente y a su conservación.

También preservaremos la instalación de las inclemencias del invierno, tanto de los accesorios como de la zona de baño, manteniendo el buen aspecto de la piscina, con su agua clara y con nuestro jardín siempre bonito.

De este modo, resulta imprescindible preparar la piscina para afrontar el frío y poder disfrutarla plenamente y en perfecto estado la próxima temporada.

Pero ¿cómo hago la invernaje de mi piscina?

Puede parecer muy complicado, pero en realidad es solo cuestión de seguir los pasos correctos. ¿No los conoces? ¡No te preocupes! Aquí te los dejo, para que puedas consultarlo cada vez que lo necesites:

  1. Antes de nada, comprueba la temperatura del agua, que debe estar a 15 grados o menos. Para ello, puedes utilizar un termómetro flotante para piscinas como el Termómetro tubular flotante disponible en nuestra web.
  2. Después, limpia a fondo el agua y la piscina, eliminando las hojas y materia orgánica que pueda haber flotando, y también las paredes, utilizando a conciencia el limpiafondos. Podemos ayudarnos de un producto específico si nos encontramos con suciedad resistente, como por ejemplo un desincrustante. ¡Ah! Y no te olvides de los skimmers y de cualquier accesorio sumergido, y sobre todo, limpia bien el filtro, ya que será imprescindible en la invernaje de la piscina.
  3. Para que los productos de invernaje cumplan su función, además de eliminar toda la suciedad de la piscina, es fundamental que ajustes el pH para que la piscina se encuentre entre los parámetros 7,2 y 7,4.
  4. Después, dejaremos el filtro en funcionamiento durante 24 horas con un clorador de choque, que actúe en profundidad y deje el agua totalmente desinfectada.
  5. Una vez transcurrido ese tiempo, mantendremos el filtro en marcha y añadiremos el producto de invernaje en todo el perímetro de la piscina, de modo que proporcionaremos al agua lo necesario para que se mantenga en perfecto estado. Estos productos, que puedes encontrar en nuestra tienda online, contienen cloro, antialgas y floculantes del agua, y se liberan gradualmente durante el invierno.
  6. A continuación, bajaremos el nivel del agua por debajo del skimmer y retiraremos todos los accesorios que tengamos sumergidos, además de detener todos los equipos. Lo guardaremos todo bien limpio y seco para pasar los meses de frío.
  7. Colocaremos una lona de protección que permitirá mejorar el mantenimiento de la piscina. ¡Y listo!

Si sigues estos pasos como yo, mantendrás tu piscina preparada para su puesta a punto para el verano que viene. ¡Ahorrarás tiempo y dinero!

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Guardar los muebles de exterior para que duren aún más

Al terminar con la piscina es la hora de ponernos con los muebles de jardín. Estos necesitan sus cuidados y su correcto almacenaje al finalizar la temporada estival, para que el año que viene sigan como nuevos y tan bonitos como cuando los guardaste.

La limpieza es lo primero

Todos los muebles de nuestro jardín necesitan limpieza. Yo escojo siempre un sábado soleado de finales de septiembre o principios de octubre, convirtiendo este ritual en un “hasta luego” a las noches de verano.

Algunos optan por lavarlos con la máquina a presión o al vapor, pero yo soy más tradicional: agua tibia, jabón neutro y un cepillo de dureza media. Este método resulta muy efectivo, menos agresivo y me ha permitido mantener los muebles de mi jardín en perfecto estado durante años. La cuestión es frotar la mezcla jabonosa con intensidad en todos los muebles y sus recobecos, para eliminar la suciedad, las telarañas y los pequeños restos de musgo que puedan haber aparecido por la humedad.

Una vez realizada la limpieza, les doy un buen aclarado con la manguera y los dejo secar al sol. Evitar guardar los muebles con humedad es fundamental para su cuidado, especialmente los textiles, como los cojines, ya que un mal secado puede causar hongos y moho. Si tienes toldos, parasoles o muebles con bisagras, engrasa las piezas móviles y los engranajes con aceite para protegerlos.

¿Quieres saber otro secreto? Yo siempre intento que el momento del secado coincida con las horas del mediodía, así, además de secarse más rápido, organizo una comida en familia que se convierte casi en una pequeña celebración por el trabajo bien hecho.

Proteger los muebles para las inclemencias del inverno

Después de comer, nos ponemos todos en marcha para el siguiente paso: la protección de los muebles. Es primordial evitar que entre la humedad, por lo que os recomiendo usar plásticos grandes y cinta adhesiva. Siempre que puedo tengo uno o dos palés preparados para aislar todo del suelo. De este modo, embalamos con plástico cada pieza (sillas, mesas, hamacas, sombrillas…) y las encajamos en los palés como si fueran un tetris. ¡Resulta más divertido de lo que parece! Las lámparas, las velas, los parasoles y otros elementos delicados los cubrimos con papel de periódico o de burbujas para protegerlos aún más. Entonces lo envolvemos todo con una lona o plástico grande, tanto por la parte superior como por la base. ¡Ni rastro de humedad!

Buscar el lugar perfecto

El embalado es importante, pero también encontrar un buen lugar donde no moleste para hibernar. Un porche o un trastero podrían servir, o incluso un garaje, como hacemos mi familia y yo.

Si dispones de muebles de rafia o madera, mucho más sensibles a la humedad y la lluvia, asegúrate de que el lugar sea cerrado y seco. ¡Es muy importante!

¿Y la barbacoa?

¡Cómo podríamos olvidarla! Compañera en tantas comidas y cenas, se merece un trato especial: una limpieza a fondo, pero sin usar productos abrasivos o disolventes. En casa usamos además una funda protectora, como las fundas que encontrarás en nuestra sección de barbacoas, dejando un espacio entre la barbacoa y la funda, para que pueda tener la ventilación adecuada. Así, si durante el invierno nos apetece utilizarla, está siempre lista para que podamos disfrutarla.

Esta es nuestra rutina de otoño para salvaguardar tanto nuestra piscina como los muebles de nuestro jardín. ¡Espero que te resulte útil! Llevar a cabo este ritual es imprescindible para que nuestras zonas de exterior se mantengan bonitas y en buen estado año tras año, y así seguir creando en ellas momentos inolvidables con nuestra familia y amigos.

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